AUTOR: Javier Sierra
EDITORIAL: Planeta
2013
Una aventura que cambiará para siempre nuestra percepción
del arte y nos ayudará a comprender su función íntima y su sentido. Un libro,
en definitiva, que se convertirá en todo un referente para aquellos visitantes
del Museo del Prado de Madrid que quieran ver más allá de lo que muestran sus
pinturas.
Javier Sierra se nos presenta en esta narración como alumno
y maestro a la vez y nos enseña el Prado en todos los sentidos. Pero este
escritor nunca hace las cosas como los demás. Para llevar a cabo el viaje iniciático
que narra El maestro del Prado, urde una trama apasionante que tiene como
hilo conductor la presencia y las enseñanzas del doctor Luis Fovel, un hombre
misterioso al que un jovencísimo Sierra conocerá una tarde de finales de 1990
frente a La Perla, una de las mejores tablas de Rafael. A partir de
ese encuentro, Fovel recorrerá con el autor las salas del museo y le descifrará
los enigmas que esconde su colección renacentista, proporcionándole una serie
de pautas que llevarán al escritor mucho más lejos de lo que nunca hubiera
imaginado.
Cuando se pintaron los cuadros de Rafael, Leonardo o
Tiziano, en pleno Renacimiento, explica Fovel, muchos pensaban que el modelo
cristiano del mundo estaba al borde del colapso, que se vivía el fin de los
tiempos y no había noble, clérigo o pontífice que no estuviera atento a las
profecías que recorrían el continente. Fue una época en la que la Inquisición
era la celosa guardiana de la ortodoxia y aquellos maestros tuvieron que
utilizar imágenes de aspecto inocuo para transmitir ciertos conocimientos
prohibidos que les habían sido confiados por sus mecenas. Si se desconoce
esto, afirma Fovel, resulta imposible penetrar en el sentido profundo de las
pinturas.
Ésta será la primera lección de un sorprendente recorrido
por el Museo. Para Fovel, la obra de Rafael y las de otros genios como
Bosco, Brueghel, Tiziano, Juan de Juanes o El Greco fue concebida como una
puerta, un acceso directo sin intermediarios eclesiales, hacia el mundo
espiritual. Su arte, pues, había que aprender a mirarlo con el alma, no
con los ojos.
Con semejante óptica Sierra descubrirá, por ejemplo, que La
Gloria de Tiziano, el impresionante cuadro que se encuentra a la entrada
del museo, debe entenderse literalmente como un umbral mandado crear por Carlos
V en persona para que su espíritu accediera más rápidamente a la vida eterna.
Fue un lienzo ante el que el emperador meditaba con frecuencia y una de las
pocas posesiones que se permitió en su retiro de Yuste antes de entregar su
alma a Dios.
La Última Cena de Juan de Juanes esconde otro desafío
intelectual y espiritual. El grial que aparece en la pintura es para muchos el
verdadero cáliz de la Última Cena, una reliquia que aún se encuentra custodiada
en… ¡la catedral de Valencia!
Aunque el escritor no lo sabe, en su último encuentro con el
maestro, el más sorprendente y esclarecedor de todos, se le revelarán las
“instrucciones de lectura” de El Jardín de las deliciasdel Bosco, una
especie de examen de fin de carrera para quien esté interesado en los arcanos
que encierran los cuadros del Prado. Después Fovel guiará a Sierra frente a
otro cuadro inquietante -El triunfo de la muerte, de Brueghel el Viejo-, una
suerte de pesadilla de peste y destrucción con un mensaje cifrado en su
interior.Y por último, El Greco, el pintor misterioso por excelencia, cuya
opera prima El sueño de Felipe II o La Gloria –conectada sutilmente
con la de Tiziano– se encuentra en el Escorial y fue su primer cuadro pintado
en España.
¿Realidad?, ¿ficción?, ¿libro de aprendizaje?, ¿novela de
misterio?… Todo esto puede decirse de El maestro del Prado. Porque el
libro de Sierra posee elementos tan distintos como complementarios: unos hechos
novelados que el autor propone reales; un recorrido por el Museo del Prado en
el que los cuadros cobran vida y sus pintores se convierten en verdaderos
protagonistas de unos hechos históricos inquietantes, y una trama muy bien
urdida en la que no faltan las sorpresas y los giros argumentales.
Sierra invita al lector a un recorrido magnífico por
las salas del Prado que pone en tela de juicio todo lo conocido sobre los
Evangelios, el arte y la propia Historia. El maestro del Prado es una
sorprendente inmersión en las salas del museo y lo que Sierra denomina
“pinturas proféticas”, obras que hablan de una historia paralela en la que los
dogmas oficiales son cuestionados por el arte a través de simbolismos hasta
ahora sólo accesibles a entendidos.
“El arte sólo funciona cuando maravilla”, afirma
el maestro Fovel, y es esa maravilla la que el lector encontrará en cada una de
las páginas de este trabajo.
Es muy Interesante esta entrevista de Javier Sierra